Amigos de esta guarida, ya nos encontramos en el ultimo capitulo de esta serie de historia que llame «Urgencias Primarias» la cual ha pasado por varias etapas para llegar a su conclusión al igual que su autor. Así que sin mas preámbulos vamos a ver como termina todo esto.
“Pues que te vaya bien amigo” fue la última frase que me dijo mi leal compañero y vicepresidente del hospital luego de presentar mi renuncia ante todo el staff. Si, ha pasado mucho tiempo desde mi última bitácora y han pasado muchas cosas en mi interior como director del proyecto hospitalario que rescatamos hace varios años atrás.
Ha sido satisfactorio sin duda todo este viaje, he conocido mucha gente valiosa, me libre de varios personajes que ya no aportaban a mi caminar y por sobre todo reafirme lealtades con viejos amigos que siempre estuvieron ahí, pero que con el frenesí de avanzar estaba cometiendo el error de no tomarlos en cuenta lo suficiente, menos mal la vida fue considerada y me permitió enmendar mi mal caminar. El problema que sentía al mantenerme en el puesto de director es que ya no estaba avanzado, ya estaba en un tope donde nada cambiaba en mi horizonte, una tranquilidad que me mataba cada día, no es parte de mi naturaleza quedarme en el mismo punto del mapa por la eternidad.
Ya es hora de heredar en vida, tal vez un paso innecesario por la edad que tengo, pero siento que es lo correcto porque aún me faltan cosas por cumplir en este pequeño tramo de existencia al que llaman vida y el staff que hay en este hospital es el idóneo para llevar este proyecto sanitario al siguiente nivel. Muchas de estas personas que ahora trabajan en el hospital dudan de sus capacidades, pero si fueron capaces de sortear todas las dificultades por las que pasamos al principio de este viaje de re-estructuración, todo lo que se viene no es más que una mancha en el pavimento.
“¿Pero para que te vas?” es la pregunta que todos me hacen antes de recoger mis cosas y la respuesta es simple “porque quiero”, no me interesa explicarles nada más, no necesitan más carga mental de la ya que llevan a cuestas, además para iniciar cualquier camino nuevo no se necesita llevar carga extra en la mochila mental y en cierta forma este hospital y todo lo que la compone ya se estaba convirtiendo en una carga que ya no me interesaba llevar.
Ahora mientras limpio mi escritorio, agradezco mentalmente todas las lealtades entregadas por todos los integrantes de este frente disidente que decidió marcar la diferencia, no marcarse por los estándares de la zalamería y esclavitud mental, sino que ser libres cueste lo que cueste, se perdió mucho sin duda, pero por todo lo que se gano a cambio valió absolutamente la pena todo el esfuerzo invertido, sobretodo por toda la gente que se sumó a este sueño y puso todo su corazón en este camino que en un principio no tenía futuro certero.
Siendo honesto yo me retiro por ellos, para que mi eterno compañero los haga avanzar mucho más de lo que yo pudiese hacerlos emprender, estoy seguro de aquello, el dejar este escritorio libre no es una renuncia, sino que una renovación para los desafíos venideros. Termino de limpiar mi escritorio y entrego las llaves de mi oficina y antes de irme el nuevo flamante directo me habla con algo de pena diciendo “pero amigo, ¿qué vas hacer ahora?” a lo que respondo a lo lejos “lo que yo quiera”.
Urgencias Primarias por Raúl “El Búho” Muñoz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.